John Vorstermans – Nueva Zelanda
La conciencia de Unidad duerme profundamente dentro de todos nosotros. Somos en gran parte inconscientes de la verdadera Unidad, tal como se entiende en la tradición teosófica, porque nos centramos en la separación, que es una característica dominante de la conciencia o conocimiento de nuestra personalidad. Nuestra personalidad, centrada predominantemente en la mente de deseo (kama-manas) está enfocada hacia el exterior por medio de los sentidos con los cuales percibe su realidad.
Sin embargo, la Sabiduría Sagrada nos enseña que la verdadera realidad no se encuentra en el mundo exterior, sino dentro de nosotros. Para encontrar esta realidad, debemos dejar de lado el mundo externo y emprender el viaje interior para despertar una conciencia más profunda y finalmente poder llegar a experimentar esta Unidad. Blavatsky habla de ello en La Voz del Silencio cuando describe los tres vestíbulos del aprendizaje por los que pasamos en nuestro despertar – el vestíbulo de la ignorancia, el vestíbulo del conocimiento y el vestíbulo de la sabiduría. Cada vestíbulo por el que pasamos en nuestro viaje debe dejarse atrás.
Como organización, la Sociedad Teosófica se ha ramificado en diversas direcciones, algo que podemos constatar viendo los diversos movimientos Teosóficos existentes en la actualidad. En sí mismo es algo que puede considerarse bastante saludable si exploramos lo que es la Teosofía. Podemos tomar como ejemplo el movimiento budista, en el que veremos diferencias entre las enseñanzas y direcciones del budismo Theravada y el Mahayana. Las dos tendencias son muy diferentes en sus enfoques y estudio del budismo; no obstante, hay que reconocer el valor que cada una le aporta al mundo. Algo parecido sucede con los diferentes Movimientos teosóficos existentes en la actualidad. Cada uno tiene su manera de explorar y tratar de entender la Teosofía y todos ellos se esfuerzan por contribuir a que el mundo sea un reflejo de la Unidad de la que estamos hablando.