Sri Raghavan Iyer – USA
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El Arte de la Renuncia
El acto de renuncia a todo no es una mera renuncia física, sino que representa un segundo o nuevo nacimiento. Es un acto deliberado, no se hace por ignorancia. Es, por lo tanto, una regeneración
Mahatma Gandhi1
Para la India, el tema más crítico implica el replanteamiento actual de la filosofía de Mahatma Gandhi. Gandhi dijo que poco después de su muerte, la India ignoraría y traicionaría sus ideas, pero que treinta años después se vería obligada a restaurarlas. Los eventos han comenzado a validar su profecía, y la tendencia se acelerará... Cuando la India acepte totalmente que no puede emular a Japón sin aprovechar sus propios valores y proporcionar nuevas motivaciones, y cuando por necesidad sus dirigentes reconozcan que no pueden seguir inflando los símbolos de Gandhi o los eslóganes fáciles del socialismo, se verá obligada a hacer preguntas más fundamentales. Solo entonces puede surgir la verdadera revolución social, que podría tener una base radical fuerte y también tomar prestados elementos de las tradiciones antiguas y de los movimientos modernos. Si bien sería difícil predecir los cambios en sí mismos, requerirán una reevaluación seria de las preguntas de Gandhi relacionadas con la cantidad de bienes necesarios para una forma de vida significativa y satisfactoria.
Parapolitics–Toward the City of Man

Sri Raghavan Iyer
Mahatma Gandhi sostuvo que todos los seres humanos son implícitamente responsables ante Dios, la familia del hombre y ante sí mismos por su uso y tratamiento de todos los bienes, dones y talentos que caen dentro de su dominio. Todo ello porque la Naturaleza y el hombre son sostenidos, inundados y regenerados por lo Divino. Hay una chispa luminosa de inteligencia divina en el movimiento del átomo y en los ojos de cada hombre y mujer en la tierra. Encarnamos nuestra divinidad cuando cultivamos deliberada y alegremente nuestras habilidades y posesiones por el bien común. Así, los mejores ejemplos de “trusteeship” (literalmente tutela o fideicomiso) son aquellos que tratan todas las posesiones como si fueran sagradas o profundamente preciosas más allá de cualquier escala de valoración mundana. Por lo tanto, es solo a través de la elección moral diaria y el uso meritorio de los recursos que mantenemos nuestros derechos heredados o adquiridos. Por esta razón, la idea misma de propiedad es engañosa y, en el fondo, una forma de violencia. Implica derechos y privilegios sobre el hombre y la Naturaleza que van más allá de los límites de la necesidad humana, aunque no necesariamente más allá de los límites de la ley humana y la costumbre social. Oscurece la generosa generosidad de la Naturaleza, que proporciona suficiente para todos si cada uno tiene en custodia solo lo que necesita, sin excesos ni explotación.