Teosofía Viviente ¿Cómo podemos hacer de la Teosofía una fuerza viviente en nuestro mundo?
Halldór Haraldsson – Islandia
Además de las dos definiciones clásicas de la palabra "Teosofía": la absoluta y la relativa, me parece que esta cuestión indica un sentido práctico. La primera definición se refiere a la teosofía como la realidad viva, el objetivo último de cada individuo: una transformación de la conciencia, y la segunda se refiere a las enseñanzas teosóficas: el conocimiento a veces denominado Sabiduría Antigua. En el primer objetivo de la ST de 1875, se hace hincapié en el conocimiento, pero cuando los objetivos se desarrollaron en tres, en 1896, el primero añadió una gran importancia tanto a la fraternidad de los hombres como a los derechos humanos: “sin distinción de raza, credo, sexo, casta o color.” Aunque promulgado hace mucho tiempo, era ya un concepto adelantado para la época y cobra ahora una importancia extraordinaria en la situación mundial actual.
Ahora el ideal de la fraternidad se ve muy lejano, y no parece que haya demasiado entendimiento ni tolerancia entre la gente de distintas culturas y religiones. De todos modos, están actuando muchas fuerzas positivas. Mientras que su actuación da como resultado un mayor entendimiento, unidad y paz, las fuerzas del fundamentalismo van acrecentando su actitud fanática, al darse cuenta de que están perdiendo empuje. Como hemos señalado, no encontramos las raíces de las dificultades en lo aparente, sino en la mente de cada ser humano. Recogemos aquí las palabras de Krishnamurti: “Usted es el mundo y el mundo es usted.” La verdadera raíz debe buscarse en 'el proceso del yo'. Como decía Robert Linssen: “todas nuestras estructuras sociales, religiosas y morales están basadas en la realidad del 'proceso del yo’ cuya expresión fomentan en todos los campos. La noción fundamental de la impermanencia del ‘proceso del yo’ lleva al hombre a adoptar una actitud de desapego tanto de él como de otras cosas.”