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Hacer Teosofia

John Algeo – EE.UU

JA 1

John Algeo

El término “Teosofía” se define generalmente en términos de las ideas. El Merriam-Webster’s 11th Collegiate Dictionary lo define de ese modo, tanto en general como específicamente:

1- Enseñar sobre Dios y el mundo basándose en la visión mística.

2.- muchas veces en mayúscula: las enseñanzas de un movimiento moderno originado en los Estados Unidos en 1875 que sigue principalmente las teorías budistas y brahmánicas especialmente de la evolución panteísta y la reencarnación.

Así lo explica el Shorter Oxford English Dictionary:

Cualquiera de los distintos sistemas de creencias que mantienen que un conocimiento de Dios puede alcanzarse mediante el éxtasis espiritual, la intuición directa o las revelaciones individuales especiales; spec. (a) el sistema que propone Jacob Boehme (1575-1624); (b) un sistema moderno que sigue las enseñanzas hindúes y budistas, que promueve la fraternidad universal y rechaza un dios personal.

Esta, sin embargo, no era la visión de Madame Blavatsky, que escribió, como sabéis (en La Clave de la Teosofía, p.20): “Teósofo es aquél que hace Teosofía”. Un teósofo no es alguien que tenga unas ideas determinadas, sino más bien, alguien que “hace” Teosofía.

La frase de HPB realmente no niega que existan las ideas teosóficas. Las ideas teosóficas abundan. Su esencia quedó resumida por la misma HPB en las tres proposiciones fundamentales de La Doctrina Secreta, que se pueden resumir incluso más concisamente (aunque de forma inadecuada) como las ideas del monismo universal, del orden y el propósito. Pero para ser un teósofo o incluso un miembro de la Sociedad Teosófica, no se necesita asumir estas ideas ni ninguna otra, como “la evolución panteísta y la reencarnación”, ni otras “enseñanzas hindúes y budistas”, incluyendo una visión no teística de lo divino. En cambio, uno tiene que “hacer” Teosofía.

¿Qué implica “hacer” teosofía? Cuando uno se hace miembro de la Sociedad Teosófica, no se le pide que confiese creer en ninguna idea en concreto. Pero se le pide que asuma los tres Objetivos de la Sociedad:

1.- Formar un núcleo de fraternidad universal de la humanidad, sin distinción de raza, credo, sexo, casta o color.

2.- Fomentar el estudio comparado de la religión, la filosofía y la ciencia.

3.- Investigar las leyes inexplicadas de la naturaleza y los poderes latentes en el hombre.

Fijaros que los verbos operativos de los tres Objetivos (formar, fomentar, investigar) especifican unas acciones, no unas creencias o ideas. Ser miembro de la Sociedad requiere un compromiso para hacer algunas cosas, no para creer nada ni adoptar ninguna idea en particular. Evidentemente, realizar esas acciones presupone una creencia en ciertas cosas: específicamente ,la realidad de la fraternidad humana; el valor de estudiar la religión, la filosofía y la ciencia; y la existencia de las leyes inexplicadas y los poderes latentes.

De hecho, cada acción se apoya en alguna creencia, igual que cada idea repercute en ciertas acciones. La teoría y la práctica no están divorciadas, sino que se implican mutuamente. Así, los tres Objetivos de la Sociedad son correlativos con las tres proposiciones fundamentales, de la forma siguiente:

El monismo, la visión de que solamente hay una realidad última en el universo, implica que vosotros y yo, realmente todos los seres existentes, somos, en último término, uno con esa realidad y, por consiguiente, con todos los demás. La fraternidad humana es un hecho de la existencia. En la Sociedad, simplemente intentamos formar un núcleo de ella.

2.- El orden que se manifiesta en todos los esquemas cíclicos de la vida y el cosmos es el tema de la religión, la filosofía y la ciencia. Cada una de esas disciplinas está enfocada en algún aspecto del orden: la ciencia intenta descubrir las leyes que gobiernan el mundo físico; la filosofía, los principios por los que opera el intelecto y la religión las conexiones entre lo seglar y lo sagrado. Esas tres disciplinas son las principales formas en que los humanos han formulado ideas sobre el orden del universo. Fomentar su estudio comparativo representa, pues, aumentar nuestra comprensión de ese orden.

3.- El propósito, en el universo y en la vida humana, es el reconocimiento de que la existencia tiene un significado y que todos los seres están en un peregrinaje, un viaje hacia un objetivo de un refinamiento, una comprensión y una conexión cada vez mayores. Cumplir ese propósito implica una investigación de lo inexplicado y un desarrollo de nuestros poderes latentes. Lo inexplicado está tanto dentro de nosotros como a nuestro alrededor, y esas capacidades latentes no son primariamente psíquicas, sino más bien poderes espirituales como el amor y la sabiduría.

Las ideas y las acciones van debidamente juntas como el caballo y su carro, o como el amor y el matrimonio (como dice una vieja canción del Frank Sinatra). Pero se nos insiste, tanto en la Teosofía como en la Sociedad Teosófica, en que “hagamos” teosofía, no en que profesemos una creencia en ciertas ideas o doctrinas.

“Hacer” teosofía requiere tres cosas, tal como indican los Objetivos de la Sociedad. Primero, quienes “hacen” teosofía forman un núcleo con su participación en la Sociedad Teosófica y sus ramas, sin prejuicios basados en las características simplemente externas de otros Compañeros, y ayudando a reforzar el trabajo de la Sociedad en todas las formas posibles. En segundo lugar, fomentan el estudio de la religión, la filosofía y la ciencia, reconociendo la importancia de los esfuerzos multiculturales de la humanidad para responder a los principios del orden en el universo, la sociedad y la vida humana y respetando las diversas formas que adopten esos esfuerzos, sin intentar imponerle a nadie sus propios valores culturales. En tercer lugar, investigan las leyes naturales inexplicadas y los poderes latentes de la humanidad, permaneciendo abiertos a nuevas posibilidades para tratar con el mundo y esforzándose en realizar sus propios potenciales internos.

Evidentemente, nadie “hace” teosofía perfectamente. Cada uno de nosotros necesitamos únicamente hacer lo mejor que podamos, según nuestra naturaleza y oportunidades. Como le escribió el Maestro KH a A.P. Sinnett: “Tenemos una palabra para todos los aspirantes: INTENTADLO” (Cartas de los Mahatmas, N. 54). Las ideas teosóficas son inspiradoras y energizantes. Son una gran guía para la vida. Pero, en último término, el karma no responde a lo que creemos o pensamos, sino más bien a lo que elegimos hacer.

Link to English version:

https://www.theosophyforward.com/articles/theosophy/2700-doing-theosophy

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